División
del trabajo: Cuanto más se especialicen las personas, tanto
mayor será la eficiencia para realizar su trabajo. El epitome de este principio
es la línea de montaje moderna.
Autoridad
y Responsabilidad: Los gerentes deben girar órdenes para que
se hagan las cosas. Aunque su autoridad formal les otorgue el derecho de
mandar, los gerentes no siempre lograrán la obediencia, a no ser que también
tengan autoridad personal (por ejemplo, la experiencia pertinente).
Disciplina:
Los miembros de una organización tienen que respetar las reglas y los acuerdos
que rigen a la organización. Según Fayol, la disciplina es resultado de líderes
buenos en todos los estratos de la organización, acuerdos justos (como las
disposiciones para recompensar resultados extraordinarios) y sanciones
impuestas, con buen juicio, a las infracciones.
Unidad
de mando: Cada empleado debe recibir instrucciones de una sola
persona. Fayol, pensaba que si un empleado dependía de más de un gerente,
habría conflictos en las instrucciones y confusión con la autoridad.
Unidad
de dirección: Las operaciones de la organización con el
mismo objetivo deber ser dirigidas por un solo gerente y con un solo plan. Por
ejemplo, el departamento de personal de una empresa no debe tener dos
directores, cada uno con una política diferente de contratación.
Subordinación
del interés individual al bien común: En cualquier empresa,
los intereses de los empleados no deben tener más peso que los intereses de la
organización entera.
Remuneración del Personal: La retribución del
trabajo realizado debe se justa para empleados y empleadores.
Centralización:
Al reducir la participación de los subordinados en la toma de decisiones se
centraliza; al aumentar su papel en ella se descentraliza: Fayol pensaba que
los gerentes debían cargar con la responsabilidad última, pero que la mismo
tiempo debían otorgar a sus subalternos autoridad suficiente para realizar su
trabajo debidamente. El problema radica en encontrar el grado de centralización
adecuado para cada caso.
Jerarquía:
La línea de autoridad de una organización, en la actualidad representada por
casillas y líneas bien definidas del organigrama, sigue un orden de rangos, de
la alta gerencia al nivel más bajo de la empresa
Orden:
Los materiales y las personas deben estar en el lugar adecuado en el momento
indicado. Las personas, sobre todo, deben realizar los trabajos u ocupar los
puestos más adecuados para ellas.
Equidad:
Los administradores deben ser amables y justos con sus subordinados.
Estabilidad
de personal: Las tasas elevadas de rotación de empleados socavan el buen
funcionamiento de la organización.
Iniciativa:
Los subordinados deben tener libertad para concebir y realizar sus planes, aun
cuando se puedan presentar algunos errores.
Espíritu
de grupo: Cuando existe el espíritu de grupo la organización
tendrá una sensación de unión. Según Fayol, incluso los pequeños detalles
podrían alentar el espíritu. Por ejemplo, sugería que se usara la comunicación
oral, en lugar de la comunicación formal escrita siempre que fuera posible.
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